El iridio es uno de los metales más raros y valiosos del planeta, conocido tanto por su baja abundancia como por su excepcional resistencia a la corrosión y el calor. En los últimos años, este metal ha captado la atención de inversores y analistas debido a sus dramáticos movimientos en el precio y a su creciente relevancia en tecnologías avanzadas, sobre todo en aquellas vinculadas con la economía del hidrógeno y sectores industriales de punta. Actualmente, muchos se preguntan si invertir en iridio es una decisión acertada considerando la evolución reciente y perspectivas del mercado.
Situación actual del precio del iridio
El precio del iridio ha experimentado una notable volatilidad. De acuerdo con datos recientes, al 6 de septiembre de 2025, su cotización ronda los 4.700 dólares por onza. Este rango está alineado con las previsiones para 2025, que sitúan el valor del metal entre 4.900 y 5.600 dólares por onza. Aunque en 2024 se observó una tendencia a la baja como consecuencia de una demanda de la economía del hidrógeno menor a la esperada, los datos actuales reflejan cierta estabilidad y una inminente moderación en la oferta global.
Esta estabilización del precio se debe principalmente a tres factores:
- Escasez de oferta: La limitada cantidad de iridio extraído anualmente lo convierte en un activo susceptible a movimientos bruscos de precio cuando hay cambios en la demanda o problemas en la cadena de suministro.
- Incremento potencial en la demanda: La perspectiva de una adopción más amplia de tecnologías basadas en hidrógeno, junto con aplicaciones en electrónica, medicina y catálisis, apunta a una mayor demanda futura.
- Menores riesgos de suministro: A pesar de algunos riesgos geopolíticos e industriales, la oferta ha sido razonablemente estable en los últimos meses.
Factores que influyen en el precio del iridio
El iridio pertenece al grupo del platino, lo que significa que comparte atributos y a menudo correlaciona su desempeño de mercado con otros metales como el platino, paladio y rodio. Sin embargo, varias particularidades inciden en su evolución:
Oferta limitada
La oferta mundial de iridio es extremadamente restringida, ya que representa solo una fracción de la producción total de minerales del grupo del platino. Sudáfrica concentra la mayor parte de la extracción mundial, lo que añade vulnerabilidad ante eventuales interrupciones logísticas o políticas.
Demanda tecnológica y cambios estructurales
El auge de las tecnologías orientadas a la transición energética, como las celdas de combustible de hidrógeno, depende en parte del iridio debido a su uso como catalizador. Además, su resistencia excepcional lo hace insustituible en aplicaciones industriales de alto rendimiento. El riesgo de escasez y una potencial demanda superior a la oferta elevan las apuestas sobre su precio futuro.
Sustitución y reciclaje
La imposibilidad de sustituir el iridio en ciertas aplicaciones críticas mantiene su valor elevado. Sin embargo, los altos precios han incentivado iniciativas de reciclaje, mitigando ligeramente la presión sobre la oferta primaria.
Comparación con otros metales preciosos
Invertir en metales preciosos suele considerarse una estrategia para diversificar portafolios y protegerse ante la inflación o la inestabilidad financiera. Sin embargo, el comportamiento del iridio ha sido significativamente diferente al de otros activos similares:
- Oro: A pesar de alcanzar recientemente máximos históricos, el oro suele ser menos volátil que el iridio y más líquido. Las subidas en los tipos de la deuda y los cambios en la rentabilidad de los bonos afectan negativamente al oro en estos momentos.
- Platino y paladio: Estos metales también están expuestos a la demanda industrial, aunque su aplicación y dinámica de mercado difiere. El platino se beneficia por la economía del hidrógeno, pero tiene una oferta y demanda más equilibradas que el iridio.
- Rutenio y rodio: Al igual que el iridio, comparten volatilidad por su extrema rareza. El rodio, en particular, llegó a alcanzar precios récord, lo que demuestra que los metales del grupo pueden responder violentamente a variaciones de oferta y demanda.
¿Es el iridio una buena inversión actualmente?
La decisión de invertir en iridio debe basarse en una evaluación equilibrada de riesgos y oportunidades.
- Potencial de retorno: Durante algunos periodos, el iridio ha superado incluso el rendimiento de activos tan volátiles como el bitcoin, registrando incrementos del 131% en ciertos años recientes. Sin embargo, sus precios actuales reflejan ya parte de esas expectativas futuras y podrían haberse moderado ante la normalización de la demanda.
- Riesgos: La baja liquidez y la dificultad para acceder a mercados secundarios pueden complicar la realización de beneficios para pequeños inversores. Además, eventos imprevistos en la economía global o en industrias clave pueden provocar caídas repentinas.
- Perspectiva de equilibrio entre oferta y demanda: Los pronósticos para 2025 indican que el mercado estará relativamente ajustado, con demanda ligeramente superior, lo que podría sostener precios estables o levemente alcistas.
Para perfiles de inversión agresivos, el iridio podría representar una oportunidad de diversificación, especialmente si se anticipan avances tecnológicos que multipliquen su uso. Sin embargo, para inversores con menor propensión al riesgo, su limitada liquidez y elevada volatilidad obligan a extremar la precaución.
Además, las comisiones, requisitos regulatorios y custodia del metal físico pueden reducir la rentabilidad real. La mayoría de inversores institucionales acceden al iridio a través de contratos sobre materiales industriales o acuerdos con proveedores especializados, lo que dificulta la entrada directa al pequeño ahorrador.
En conclusión, el iridio sigue mostrando fundamentos sólidos que justifican la atención de inversores sofisticados. Su escasez, aplicaciones estratégicas y potencial de apreciación están equilibrados por una elevada volatilidad y barreras de acceso. La recomendación para el inversor medio sería mantener vigilancia sobre el mercado y considerar el iridio como complemento minoritario y de alto riesgo dentro de una cartera diversificada.