Alerta bancaria: ¿te pueden robar tus datos solo con hacer una transferencia?

En el entorno digital de hoy, donde la velocidad y la comodidad dominan las transacciones financieras, existe una creciente inquietud acerca de la seguridad de nuestras transferencias bancarias en línea. Muchas personas se preguntan si simplemente al realizar una transferencia es posible que sus datos personales y bancarios queden expuestos y sean robados por ciberdelincuentes. Para responder de forma precisa y basada en hechos, es fundamental explorar el funcionamiento de estas operaciones y los riesgos verdaderos que entrañan.

Seguridad en las transferencias bancarias: ¿qué información se comparte?

Al momento de efectuar una transferencia electrónica, el usuario ingresa datos como el número de cuenta del destinatario, el importe a transferir y, en ocasiones, una referencia o concepto. Todos estos procesos en entidades bancarias formales están protegidos mediante protocolos de seguridad como cifrado de extremo a extremo, autenticación multifactor y sistemas antifraude avanzados. Por tanto, durante la transferencia en sí, los datos sensibles (contraseñas, claves de acceso o números completos de tarjetas) no se comparten con el receptor ni quedan visibles en el proceso normal de tránsito de la operación.

El receptor solo puede visualizar la información esencial para recibir el dinero, sin acceso a tu saldo, movimientos, PIN ni otros credenciales críticos. Por lo tanto, bajo circunstancias ordinarias, usar el sistema de transferencias de un banco o de entidades reconocidas como transferencia bancaria no expone tus datos sensibles a terceros.

¿En qué casos existe riesgo de robo de datos al hacer una transferencia?

Si bien la operación básica es segura, el riesgo aparece cuando los usuarios son víctimas de ingeniería social, suplantaciones o ciberdelitos. Los delincuentes rara vez logran robar información sensible solo por el hecho de que usted le transfiera dinero a alguien; lo habitual es que la exposición ocurra antes, por ejemplo:

  • Phishing o suplantación de identidad: mediante correos electrónicos, mensajes de texto (SMS o WhatsApp) o llamadas telefónicas, los estafadores simulan ser empleados del banco o contactos de confianza para solicitar transferencias con urgencia o pedir datos personales como clave, NIP o token digital. Así logran hacer transferencias no autorizadas pero porque la víctima entrega sus datos de forma inadvertida.
  • Transferencias fantasma: los fraudes conocidos como “transferencias fantasma” utilizan comunicaciones engañosas y apps maliciosas para convencer a las víctimas de que recibieron un pago falso, así que entregan sus datos o productos antes de comprobar en su banco la transacción. Aquí, el engaño radica en inducir a error, pero para que roben tus datos, usualmente tuviste que compartir información confidencial bajo presión, sin que la transferencia legítima sea la causa directa.
  • Robo de dispositivos móviles o computadoras: cuando los criminales logran instalar malware en tu dispositivo, pueden obtener acceso a tus aplicaciones de banca digital y datos. Sin embargo, nuevamente esto no ocurre solo por hacer una transferencia, sino por prácticas inseguras (descargar apps sospechosas, hacer clic en enlaces no verificados, etc.).
  • Uso de redes WiFi públicas o no seguras, que facilita la interceptación de comunicaciones si no existe cifrado adecuado.

Fraudes comunes: modus operandi y cómo proteger tu información

Los fraudes de transferencia suelen iniciarse con una propuesta atractiva, ofertas falsas o mensajes alarmantes (“su cuenta será bloqueada”, “urgente, familiar hospitalizado”, “has ganado un premio”), para crear presión y que el usuario actúe sin reflexionar, transfiriendo dinero o entregando accesos financieros.

Engaños de ingeniería social

Se han documentado casos donde las víctimas son llamadas por supuestos empleados bancarios, quienes incluso pueden proporcionar información personal (obtenida por otros medios ilícitos), para ganar la confianza. Luego solicitan que la persona “verifique” datos, instale una app de control remoto o les proporcione un código OTP. Ninguno de estos pasos es parte de una transferencia común; el punto crítico es el engaño para obtener información o control del sistema bancario de la víctima.

Transferencias fantasma y compras en línea

En operaciones de compra-venta en línea, algunos estafadores envían capturas de pantalla falsificadas de supuestas transferencias, e insisten en obtener datos adicionales, claves o acceso a cuentas, o exigen reembolsos antes de tiempo. Aquí, el “robo de datos” deriva de la comunicación fraudulenta, no de la transferencia como tal.

¿Puede alguien robar mis datos solo por recibir o enviar una transferencia?

La respuesta enfática es: NO, una transferencia estándar que no implica divulgación de tus claves ni acceso a tus dispositivos NO permite a terceros obtener tus datos bancarios. El peligro reside en los fraudes de ingeniería social que inducen a la víctima a entregar sus credenciales “en paralelo” al proceso o bien por intrusiones de seguridad en dispositivos personales.

La información compartida para una transferencia simple (número de cuenta o CLABE del receptor) no compromete tu acceso, saldo ni movimientos, ni tampoco otorga al receptor medios para extraer datos confidenciales automáticamente.

Las transferencias bancarias están reguladas por organismos oficiales y respaldadas con múltiples capas de seguridad, diseñadas específicamente para evitar que los receptores o intermediarios accedan a más datos de los necesarios. Solo si, durante o antes de la transferencia, el usuario entrega claves personales, contraseñas, códigos de confirmación o instala aplicaciones maliciosas, los criminales podrán realizar fraudes posteriores. Por eso, los bancos jamás solicitan este tipo de datos por teléfono, correo o mensaje.

Recomendaciones para mantener tus transferencias y datos seguros

  • Asegúrate de realizar transferencias solo desde la aplicación oficial del banco o desde el portal web verificado.
  • No compartas códigos de seguridad, contraseñas ni datos bancarios personales con nadie, aun si la solicitud parece provenir de tu banco o una fuente confiable.
  • Activa sistemas de autenticación en dos pasos y alertas de movimiento en tus cuentas (SMS, correo o notificaciones).
  • Desconfía de personas o empresas que te pidan datos o pagos urgente bajo pretextos alarmistas.
  • Verifica siempre que la transferencia fue efectuada y acreditada correctamente antes de entregar bienes, servicios o información adicional.
  • Mantén dispositivos protegidos con antivirus, evita conectarte a WiFi públicas al hacer operaciones bancarias y actualiza constantemente tus aplicaciones.
  • En caso de sospecha de fraude, llama de inmediato a tu banco y cambia tus contraseñas.

Las autoridades y organismos de defensa como la Condusef y entidades similares han emitido constantes alertas sobre fraudes relacionados con “transferencias fantasma” y otros delitos digitales. Educarse y tomar medidas preventivas sigue siendo la defensa más eficaz ante estos riesgos.

En conclusión, nadie puede robar tus datos bancarios exclusivamente por realizar una transferencia electrónica. El verdadero riesgo está en proporcionar información confidencial a través de canales no seguros, engaños o enlaces maliciosos. Mantente alerta, verifica siempre la autenticidad de las solicitudes y utiliza solo plataformas reconocidas y seguras para cualquier operación financiera en línea.

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